Intel recibe el visto bueno regulatorio para una alianza estratégica con Nvidia

La Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos ha dado luz verde a una de las operaciones más significativas del sector tecnológico en los últimos meses. Se trata de la inversión de 5.000 millones de dólares que Nvidia planea realizar en Intel, una movida anunciada en septiembre y que finalmente superó el escrutinio antimonopolio el pasado 19 de diciembre. Esta decisión no solo despeja la incertidumbre regulatoria, sino que subraya el valor estratégico de las capacidades de fabricación de Intel en la era de la inteligencia artificial.

La reacción del mercado fue inmediata y positiva. Tras conocerse la noticia, las acciones de Intel cerraron la sesión del viernes con una ganancia del 1,33%, situándose en 31,35 euros. Llama la atención que este movimiento se produjo con un volumen de negociación muy por encima del promedio, indicando un notable interés por parte de los inversores.

El núcleo de este acuerdo estratégico redefine el papel de Intel, que se posiciona ahora como un socio de fabricación clave para la infraestructura de IA de Nvidia. Los detalles técnicos revelan que Intel producirá CPUs x86 a medida para Nvidia y colaborará en el desarrollo de sistemas en chip (SoC) que integrarán la tecnología de unidades de procesamiento gráfico (GPU) de Nvidia. Esta colaboración supone una validación crucial para la hoja de ruta tecnológica de Intel y, por supuesto, un refuerzo sustancial para su balance.

Avances operativos y resultados financieros

Paralelamente a este logro en materia de alianzas, Intel continúa avanzando en su objetivo de recuperar el liderazgo tecnológico. La compañía ha reportado progresos tangibles en su fabricación, destacando que su planta en Arizona ya está produciendo a gran volumen utilizando su avanzado nodo de proceso 18A. Además, ha completado la instalación del primer sistema comercial de litografía EUV de alta apertura numérica (High-NA) de ASML, sentando las bases para los futuros nodos de fabricación.

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Este impulso operativo comenzó a reflejarse en los últimos resultados financieros publicados. En el tercer trimestre de 2025, Intel reportó unos ingresos de 13.700 millones de dólares, lo que representa un incremento del 3% interanual. El beneficio ajustado por acción se situó en 0,23 dólares, unas cifras que demostraron una estabilidad mayor de la que muchos analistas del mercado anticipaban.

El escepticismo persiste en Wall Street

A pesar de estos hitos recientes, la comunidad analítica mantiene posturas divididas sobre el futuro de la compañía. El consenso general sigue inclinándose hacia una recomendación de "Reducir", aunque con una dispersión extraordinaria en los objetivos de precio, que oscilan entre los 18 y los 54 dólares por acción.

Algunas firmas han ajustado su perspectiva de forma positiva; por ejemplo, Morgan Stanley elevó recientemente su precio objetivo a 36 dólares. No obstante, otras entidades como Citigroup y Bank of America mantienen una actitud cautelosa. Para una parte importante del mercado, Intel sigue siendo una "historia por demostrar", donde el éxito bursátil a largo plazo dependerá exclusivamente de la ejecución consistente y exitosa de sus planes anunciados.

Añadiendo un elemento más de expectativa, circulan rumores no confirmados procedentes del analista Ming-Chi Kuo. Según estos, Intel podría retomar la fabricación de chips para el MacBook Air y el iPad Pro de Apple a partir del segundo trimestre de 2027.

La próxima gran prueba de fuego llegará en enero de 2026. Tanto la presentación en la feria CES como la publicación de los resultados del trimestre servirán como indicadores clave para evaluar si la carrera tecnológica de Intel está empezando a dar sus frutos también en el plano financiero.

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