Wolfspeed: Un examen a su gobierno corporativo tras la reestructuración

La salida del proceso concursal no ha significado el fin de la actividad para Wolfspeed. La compañía vuelve a estar en el punto de mira, esta vez por la estructura de compensación de su nuevo director ejecutivo, un importante inyección de tesorería y un contrato estratégico en el sector del automóvil. ¿Cómo se equilibran estos elementos de gobierno, liquidez y operaciones?

Más allá de las decisiones de gestión, Wolfspeed ha recibido una noticia financiera de gran calado. El 4 de diciembre, la empresa recibió del IRS estadounidense una devolución de impuestos por valor de 698,6 millones de dólares. Este crédito fiscal se enmarca en el Advanced Manufacturing Investment Credit (Sección 48D) del CHIPS Act.

El impacto inmediato ha sido un reforzamiento significativo de la caja, que ahora se sitúa en aproximadamente 1.500 millones de dólares. De esta cantidad, la empresa planea destinar 192 millones de dólares a la reducción de deuda pendiente, un movimiento que aliviará la presión financiera y consolidará el balance tras la reestructuración.

Los incentivos del CEO, alineados con la recuperación

El foco del gobierno corporativo se centra en Robert Feurle, quien asumió el cargo de consejero delegado el 1 de mayo de 2025. Tras finalizar el proceso de reestructuración bajo el Capítulo 11, la empresa ha hecho públicos los detalles de su paquete retributivo, desmintiendo especulaciones anteriores.

Contrario a los rumores que hablaban de 5 millones en efectivo, el bono de incorporación en metálico asciende a 1 millón de dólares, pagadero en dos tramos. La esencia del plan, sin embargo, es de naturaleza accionarial y está vinculada al rendimiento bursátil:

• Asignación inicial (1 de mayo de 2025): Compensación basada en acciones por 5 millones de dólares, dividida en 2,5 millones en RSUs y 2,5 millones en opciones sobre acciones.
• Asignación adicional (agosto de 2025): Otros 5 millones de dólares en compensación accionaria.

Esta estructura, establecida por el consejo de administración, vincula directamente la remuneración del CEO al éxito del plan de recuperación a largo plazo, priorizando la creación de valor y la disciplina financiera.

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Un voto de confianza tecnológico de Toyota

En el frente operativo, Wolfspeed anunció el 9 de diciembre un significativo contrato de diseño con el gigante automovilístico Toyota. El acuerdo implica que el fabricante utilizará los transistores MOSFET de carburo de silicio de cuarta generación (Gen‑4) de Wolfspeed para los sistemas de carga a bordo en sus futuros vehículos eléctricos de batería.

Este "design-win" supone un respaldo tecnológico crucial en un mercado automotriz muy competitivo, donde el crecimiento de los vehículos eléctricos ha mostrado cierta desaceleración. Para los analistas, la combinación de este cliente de primer nivel con la sólida financiación no dilutiva procedente del crédito fiscal actúa como un estabilizador para la cotización.

Perspectivas de mercado y niveles técnicos

La acción de Wolfspeed cotizaba cerca de los 17,62 dólares durante la sesión del miércoles, mostrando una estabilización cautelosa. La actividad en opciones sigue siendo intensa, con un notable ratio put/call, lo que sugiere que, aunque el riesgo inmediato de quiebra ha remitido, los inversores monitorizan de cerca los riesgos de ejecución en el competitivo sector de los semiconductores.

Los analistas ven la estructura retributiva del CEO como una señal positiva de gobierno corporativo, al condicionar las recompensas a una recuperación sustancial desde los mínimos de 2025. El entorno sectorial, no obstante, sigue enviando señales mixtas sobre la evolución de la demanda.

Próximos catalizadores a seguir

El próximo informe trimestral pondrá la lupa en dos aspectos clave: el impacto en los márgenes de los nuevos volúmenes con Toyota y los avances en la producción de obleas de 200 mm. Con un balance fortalecido y unos incentivos claros para la dirección, el énfasis ahora recae en la ejecución operativa.

Desde un punto de vista chartista, el área en torno a 17,30 dólares se perfila como soporte relevante, mientras que 19,00 dólares constituye el siguiente nivel de resistencia significativo. Una ruptura sostenida por encima de 20 dólares probablemente requeriría indicios más claros de una recuperación de la demanda, especialmente en los mercados industrial y energético.

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