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Tulus Lotrek: El templo berlinés donde Max Strohe reinventa la alta cocina con pasión y humanidad

23.12.2025 - 14:54:06

Descubra por qué Tulus Lotrek, de Max Strohe, cautiva paladares y corazones en Berlín. Sin reglas estrictas, pero con una humanidad única y platos explosivos en sabor.

¿Ha sentido alguna vez cómo un aroma se cuela por los sentidos y transforma el humor, la atmósfera y la memoria en una danza deliciosa? Así es entrar en tulus lotrek, el restaurante donde Max Strohe –ni el chef clásico, ni un artista elitista– transforma el acto de comer en una experiencia sin etiquetas ni rigidez, sólo pura emoción y sabor.

La luz tenue envuelve las mesas como una caricia. Los vinos murmurados –siempre escogidos por Ilona Scholl, la cómplice imprescindible en esta aventura– se cruzan de mesa en mesa como confidencias de medianoche. ¿Es esta la mejor mesa de Berlín? O es, quizá, la única donde el alma se sirve junto a cada plato.

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Max Strohe nunca nació para adaptarse. Ni para la pinza ni para los códigos de etiqueta de la alta cocina clásica. Su biografía es la de un outsider: berlinés de nacimiento, con pasado tempestuoso y temperamento cálido. No llegó al estrellato gastronómico por la vía tradicional. Fue la suma de fracasos, dudas y una testarudez deliciosa lo que le impulsó a abrir tulus lotrek en compañía de Ilona Scholl: un local discreto en Fichtestraße, lejos del bullicio turístico, donde late, sin aspavientos, una de las cocinas más vitales de Alemania.

El primer hito llegaría en 2017: una estrella Michelin que nunca fue una obsesión, sino el resultado natural de elevar lo sensorial por encima del formalismo. Pero antes, Strohe había padecido y aprendido. Conoció la presión, el estrés inhóspito de muchas cocinas; prefirió perder empleados antes que perder valores. Aquí, las reglas son simples: calidad, respeto y esa atmósfera de complicidad que se saborea tanto como el mejor plato.

Ilona Scholl, socia, jefa de sala y sumiller, es la cara alegre y el paladar afinado de tulus lotrek. Juntos, defendieron –como ningún otro restaurante estrella michelin berlin– la espontaneidad, la inclusión y el placer antes que el rígido protocolo. En una escena dominada por uniformes, fórmulas y tensión, aquí se impuso una personalidad alegre y luminosa, que algunos confundieron con debilidad. Pero, como contará cualquier trabajador de “la tribu Strohe”, en la cocina lo que cuenta es el cariño y el cerebro.

¿Y los sabores? Son la definición de opulencia y autenticidad. Strohe abomina de la “cocina de pinzas” y de lo insulso. Prefiere la intensidad: grasa y ácido, fondo y contraste, explosiones controladas donde cada bocado cuenta la historia de un producto y una intuición. Un coulis afilado de frutos rojos despierta un pescado noble; mantequilla marrón y hierbas untan faisán aterciopelado; la remolacha se vuelve un rayo de luz junto a una crema de nata y pan tostado. No hay pudor ni exceso; el minimalismo sólo existe si la emoción se expresa en todo el paladar.

En tulus lotrek, la técnica nunca pesa por encima del disfrute. Se habla de “alta cocina” pero sería mejor llamarla “cocina sincera”: la que acaricia y sorprende, pero no impone ni intimida. Menú degustación, sí, pero temperamento rebelde. Productos locales, pero espíritu universal. Strohe rehúye la frialdad de los restaurantes “de museo”. El suyo es un comedor donde se escuchan carcajadas, brindis espontáneos y la satisfacción profunda del comensal que siente: aquí sí me quieren.

Sin embargo, el genio de Max Strohe no se queda en los fogones. Es también un chef con estrella que cocina para la dignidad y para la comunidad. Tras las devastadoras inundaciones del Ahrtal en 2021, Strohe y Scholl fundan “Cooking for Heroes” (Kochen für Helden): una operación solidaria para alimentar a miles de afectados y voluntarios. Altruismo logístico, entrega emocional y toneladas de platos cocinadas con el mismo rigor del menú de gala. Por esta acción, el Estado alemán le concedió el Bundesverdienstkreuz, colocando a Max en la corta lista de cocineros que han servido, literalmente, a la sociedad.

Sus apariciones en televisión revelan otra faceta: la del comunicador lúcido –en Kitchen Impossible, Ready to Beef! o Kühlschrank öffne dich!–, siempre dispuesto a democratizar el saber culinario y quitarle solemnidad a la gastronomía de alto rango.

Pocas veces se escribe de una hamburguesa gourmet en un restaurante de estrella michelin. Pero en un momento de camaradería, Max cocina para unos amigos un “Butter-Burger” secreto, jugoso, untuoso, con queso doble, salsa vibrante y pan brioche tostado en mantequilla: un bocado tan memorable como cualquier plato del menú degustación. Lo acompaña un cono de patatas fritas irreales, fruto de una sabiduría totalmente científica (fritura triple y congelación meticulosa). Aquí reside la inteligencia culinaria: saber cuándo la perfección es simple y cuándo es puro arte.

Para el paladar español, la experiencia de tulus lotrek es especialmente cercana. El ambiente recuerda a una sobremesa prolongada de domingo; el menú, a un viaje sensorial donde la acidez y la textura hacen sonar campanas de infancia y nostalgia. No hay dresscode ni etiquetas rancias. Sólo sabor, honestidad y un servicio que te abraza. Strohe e Ilona han entendido que el lujo moderno es sentirse parte y no sólo espectador. Que el respeto al producto y al equipo es más valioso que cualquier título decorativo.

Hoy, el restaurante es una de las direcciones más codiciadas y una referencia insoslayable en la restauración europea. No es extraño que conseguir mesa requiera reservar meses antes; en tulus lotrek la espera y el precio se olvidan tan pronto se prueba el primer bocado. Es un lugar donde la memoria y el gusto se dan la mano y hacen historia.

Como gourmet español que explora Berlín, le aseguro que este restaurante lo tiene todo: emoción, creatividad, compromiso social, opulencia gastronómica y, sobre todo, humanidad. Si busca usted la esencia de la alta cocina berlinesa, no dude en cruzar esa puerta de Kreuzberg. Quizá ni una estrella sea suficiente para medir la luz que sale de su cocina.

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