TSMC: El escándalo de espionaje que sacude los cimientos del gigante de los semiconductores

Mientras el mundo financiero esperaba que los titulares se centraran en una colosal inversión de 28.000 millones de dólares, la atención se ha desviado hacia un caso de espionaje industrial de altísimo nivel. Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), el líder indiscutible del sector de los chips, se ve inmerso en un thriller corporativo cuyas ramificaciones alcanzan a su principal competidor, Intel. Con allanamientos domiciliarios y acusaciones de filtración masiva de secretos comerciales, los inversores se preguntan si la ventaja tecnológica de la compañía está realmente amenazada.

El origen de la tormenta se encuentra en Lo Wei-Jen, antiguo Vicepresidente Senior de TSMC. Las autoridades taiwanesas lo acusan de haber sustraído información corporativa clasificada para transferirla a Intel, su nuevo empleador. Los datos comprometidos incluirían los pormenores de los procesos de fabricación más avanzados de la empresa: las tecnologías de 2 nanómetros, A16 y A14.

La situación escaló drásticamente entre el 26 y el 29 de noviembre, cuando fiscales taiwaneses procedieron al registro de los domicilios del directivo, con incautación de dispositivos electrónicos y congelación de activos financieros. El caso presenta una circunstancia especialmente grave: al desvincularse de TSMC en julio de 2025, Lo alegó su intención de dedicarse a la academia, para incorporarse poco después a un puesto de máxima responsabilidad en Intel. Según la compañía taiwanesa, esta maniobra constituiría una violación flagrante de sus acuerdos de no competencia y confidencialidad.

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La contundente respuesta de Intel y la reacción del mercado

Lo que en un principio era una investigación interna ha derivado en un enfrentamiento directo entre dos titanes de los semiconductores. La dirección de Intel ha rechazado las acusaciones mediante un memorándum interno, calificándolas de infundadas y mostrando un apoyo inequívoco a su nuevo ejecutivo. Para los mercados, este forcejeo legal introduce un nuevo elemento de incertidumbre, con la perspectiva de un litigio prolongado que no solo conllevaría costes económicos, sino que podría avivar las tensiones geopolíticas existentes.

La primera reacción de los inversores fue de nerviosismo, provocando una caída de casi un 5% en la cotización de la acción de TSMC al inicio de la semana. Aunque los títulos se estabilizaron ligeramente, cerrando la semana en 250,50 euros, la confirmación oficial de los registros podría generar una nueva volatilidad con la apertura de los mercados.

Una inversión millonaria como señal de confianza

En medio de este caos judicial, TSMC ha lanzado un potente mensaje de fortaleza operativa. La empresa ha confirmado la construcción de tres nuevas plantas de fabricación en Taiwán, con una inversión global de 28.000 millones de dólares, demostrando así que los escándalos no afectan sus planes estratégicos.

Estas nuevas instalaciones estarán dedicadas exclusivamente a la producción de chips de 2 nanómetros, la misma tecnología que se encuentra en el centro de la presunta filtración. Con esta decisión, TSMC reafirma a Taiwán como el núcleo central de su desarrollo tecnológico más avanzado, a pesar de las presiones globales para diversificar su producción. La disyuntiva para los inversores es ahora clara: priorizar la sólida historia de crecimiento a largo plazo que representa esta faraónica inversión, o dejarse intimidar por los riesgos a corto plazo asociados a la fuga de información confidencial.

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