Tesla bajo presión: Investigación regulatoria y estrategia de precios en Europa

La acción de Tesla se enfrenta a un escenario complejo marcado por dos frentes principales: un nuevo escrutinio regulatorio en su mercado doméstico y una guerra de precios en el continente europeo. La conjunción de estos factores pone a prueba la resiliencia de la compañía y su narrativa de crecimiento a largo plazo.

La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) de Estados Unidos ha iniciado una investigación preliminar sobre el sistema 'Full Self-Driving' (FSD). Esta decisión se produce tras documentarse al menos 80 incidentes en los que vehículos operando con esta tecnología habrían cometido infracciones de tráfico. Entre los comportamientos señalados se incluyen el paso indebido de semáforos en rojo, la invasión de carriles en sentido contrario y cambios de carril incorrectos en intersecciones.

El momento de esta investigación no podría ser más delicado para la firma de Elon Musk. La conducción autónoma representa un pilar fundamental en su proyección de valor futuro, especialmente para su ambicioso proyecto de robotaxis. Aunque el despliegue del servicio ya está en marcha en Texas y California, una supervisión regulatoria más estricta podría alterar los plazos previstos, incluyendo los esfuerzos para obtener la homologación en Europa.

La respuesta comercial en el mercado europeo

Mientras lidia con estos obstáculos normativos, Tesla implementa una estrategia agresiva para contrarrestar su pérdida de cuota en Europa. En lo que va de año, las entregas del fabricante estadounidense han caído aproximadamente un 30% en la región, un descenso que contrasta con la tendencia positiva del sector en su conjunto. La competencia, impulsada por marcas europeas y por el fabricante chino BYD, se ha intensificado notablemente.

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Como contramedida, Tesla ha lanzado en Alemania una versión de acceso del Model 3, denominada 'Standard', con un precio de partida ligeramente por debajo de los 38.000 euros. El objetivo es captar a compradores más sensibles al precio. Este modelo, que prescinde de algunos equipamientos de gama alta pero mantiene una autonomía superior a los 480 kilómetros, es interpretado por los analistas como una maniobra defensiva para estabilizar el volumen de ventas en un entorno de feroz competencia.

A pesar de este panorama, la cotización ha mostrado solidez. Al cierre de la última semana, la acción de Tesla se situaba en 390,55 euros, manteniendo una distancia de alrededor del 14% respecto a su máximo anual de 457,05 euros.

Próximos hitos decisivos

Los inversores tienen puesta la mirada en el primer trimestre de 2026, un período que será crucial. El 28 de enero estarán disponibles los resultados trimestrales, coincidiendo con el inicio de las entregas del nuevo Model 3 en Europa. No obstante, el mes de febrero podría deparar una noticia de mayor calado: se espera que para entonces las autoridades neerlandesas tomen una decisión sobre la aprobación del sistema FSD supervisado, una resolución que se produciría a pesar de la investigación abierta en Estados Unidos.

La capacidad de Tesla para navegar simultáneamente por estas aguas turbulentas —la supervisión regulatoria y la batalla por el mercado— definirá su trayectoria en los próximos meses.

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