¿Se enfría el entusiasmo por las acciones de Alphabet?

Tras un repunte espectacular que superó el 30% en apenas treinta días, el valor de la matriz de Google, Alphabet, muestra signos de fatiga. La toma de beneficios por parte de los inversores, impulsada por cierta incertidumbre regulatoria y movimientos significativos de insiders, pone un freno temporal a la euforia. Con el modelo de inteligencia artificial Gemini 3 aún alimentando expectativas, el mercado se pregunta si esta pausa es necesaria o anuncia un cambio de tendencia más profundo.

La volatilidad actual no oculta los potentes motores de crecimiento a largo plazo. Alphabet está siendo reevaluado por el mercado, que ya no lo ve únicamente como el gigante de las búsquedas, sino como un contendiente serio en el campo del hardware de IA.

El lanzamiento exitoso de Gemini 3 consolida su posición frente a competidores como OpenAI. No obstante, un dato potencialmente más disruptivo surge de los rumores que apuntan a que Meta Platforms estaría considerando el uso de las Unidades de Procesamiento Tensorial (TPUs) de Alphabet en sus centros de datos. Este movimiento, de materializarse, representaría un desafío directo a la hegemonía de Nvidia y abriría una nueva y lucrativa línea de negocio. Los analistas de Morgan Stanley estiman que esta área podría incrementar los ingresos de Alphabet en 13.000 millones de dólares para 2027.

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Los factores que enfrian el ánimo inversor

Sin embargo, el panorama inmediato presenta nubarrones. La corrección técnica se ve agravada por dos acontecimientos concretos. En primer lugar, se ha producido una escalada en un litigio por patentes de tecnología de memoria, donde el Departamento de Justicia de EE.UU. y la Oficina de Patentes habrían respaldado la demanda presentada por la empresa Netlist contra Alphabet, generando inquietud.

En segundo lugar, una transacción de gran magnitud ha captado toda la atención: el cofundador Sergey Brin donó acciones valoradas en aproximadamente 1.100 millones de dólares. Aunque el destino sea filantrópico, los mercados suelen interpretar estas maniobras de grandes volúmenes tras una fuerte subida como una señal para asegurar ganancias. Esta situación se combina con una rotación sectorial palpable, donde el capital fluye desde los valores de IA, muy sobrecomprados, hacia otros sectores.

Una batalla técnica en niveles clave

En el plano técnico, la acción libra una batalla decisiva. Cotizando actualmente a 273,85 euros, se encuentra luchando por definir su dirección justo por debajo de su máximo anual reciente, situado alrededor de los 280 euros. El escenario es un pulso clásico: los inversores sopesan el prometedor potencial del negocio de las TPUs frente a los riesgos legales inmediatos. El hecho de que el precio se mantenga en cotas elevadas sugiere que, por ahora, se trata más de una necesaria consolidación que de una ruptura estructural del sentimiento alcista.

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