Rocket Lab: La Desconfianza de los Directivos Hunde la Cotización

La paradoja que vive Rocket Lab USA es llamativa. La empresa aeroespacial registra hitos operativos, pero su acción se desploma en el mercado. En apenas un mes, el valor ha cedido más de un tercio. Este colapso tiene un origen claro: una venta masiva de títulos por parte de sus principales ejecutivos. Mientras el CEO Peter Beck y su equipo directivo colocan en el mercado acciones por valor de 274 millones de dólares, los inversores se plantean una inquietante duda: ¿tienen información privilegiada que el resto del mercado desconoce?

Las cifras de las operaciones son elocuentes y han encendido todas las alarmas. En el último trimestre, los altos cargos de Rocket Lab han realizado ventas de una magnitud extraordinaria, incluso para un sector tan volátil como el aeroespacial:

• El Director Ejecutivo, Peter Beck, obtuvo 70 millones de dólares tras vender 1,4 millones de acciones.
• El Director Financiero, Adam Spice, recaudó 49,6 millones de dólares con la enajenación de más de un millón de títulos.
• El Director de Operaciones, Frank Klein, se embolsó 5,7 millones de dólares mediante ventas de acciones.

Este movimiento coordinado envía un mensaje contundente a los mercados: la propia dirección parece no creer en un repunte significativo del precio a corto plazo. Lo más sorprendente es que esta desconfianza interna llega en un momento de éxitos operativos, con 18 lanzamientos exitosos de su cohete Electron este año y la consecución del primer contrato directo de la agencia espacial japonesa, JAXA.

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El Retraso de Neutron: El Golpe Definitivo

Sin embargo, el detonante inmediato de la caída bursátil tiene nombre propio: Neutron. El desarrollo de este lanzador, la respuesta de Rocket Lab al Falcon 9 de SpaceX, ha sufrido un importante retraso. Su debut, inicialmente previsto para finales de 2025, se ha pospuesto hasta 2026. Este cambio de calendario socava la narrativa de crecimiento futuro de la compañía.

Mientras el cohete Electron opera con rentabilidad, el programa Neutron consume recursos a un ritmo frenético. Los números lo demuestran: en los últimos doce meses, los costes de investigación y desarrollo para Neutron alcanzaron los 240 millones de dólares. Esta cifra contrasta brutalmente con un beneficio bruto total de la empresa de solo 176 millones de dólares en el mismo periodo. La incertidumbre ya no es si el cohete funcionará, sino cuándo generará retornos para la compañía. Esta duda es, al parecer, el momento que han aprovechado los insiders para asegurar ganancias.

Una Valoración que Sigue en Órbita Alta

A pesar del desplome del 33%, la valoración de Rocket Lab sigue siendo estratosférica. La acción cotiza con un ratio precio-ventas de 40,6, lo que supone más de trece veces el promedio del sector, situado en 3,1. Con una capitalización bursátil de 21.560 millones de dólares y un margen neto negativo del -35,6%, la inversión en la empresa sigue siendo una apuesta especulativa sobre su potencial lejano.

El sentimiento entre los analistas está dividido. Algunas firmas, como Stifel Nicolaus y KeyCorp, mantienen objetivos de precio optimistas en torno a los 75 dólares. Otros han moderado su entusiasmo. El consenso actual se sitúa en 58 dólares por acción, lo que aún implica un potencial alcista del 44% sobre el precio actual de aproximadamente 40 dólares. No obstante, mientras los máximos responsables sigan vendiendo y no comprando, es probable que la confianza de los inversores minoristas se mantenga en niveles muy bajos.

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