Petrobras asegura contratos multimillonarios en medio de desafíos operativos

La petrolera estatal brasileña, Petrobras, ha cerrado uno de los acuerdos de suministro más significativos de los últimos años. Los contratos a largo plazo con la petroquímica Braskem, firmados el pasado 19 de diciembre, representan un valor total aproximado de 17.800 millones de dólares. Este importante hito estratégico contrasta, sin embargo, con una serie de incidentes que están afectando temporalmente a su capacidad de producción en plataformas clave.

El paquete de acuerdos con Braskem se estructura en tres segmentos principales y entrará en vigor a partir de 2026. El bloque de mayor valor, estimado en unos 11.300 millones de dólares, compromete el suministro de nafta durante un período de cinco años. Las volúmenes anuales previstas en este contrato podrían alcanzar hasta 4,3 millones de toneladas para el año 2030.

Un segundo contrato, con una duración de once años, tiene un valor cercano a los 5.600 millones de dólares e incluye el suministro de etano, propano e hidrógeno. Estos volúmenes, que se incrementarán notablemente a partir de 2029, apoyarán los planes de expansión de Braskem en Río de Janeiro. Un acuerdo adicional por cinco años para la provisión de propeno aporta otros 940 millones de dólares. En todos los casos, la fijación de precios se alineará con referencias internacionales del mercado.

Paralelamente, la dirección de Petrobras ha dado luz verde a la decisión final de inversión para el Módulo 2 del Proyecto en Aguas Profundas de Sergipe (SEAP II), ubicado en la cuenca Sergipe-Álagoas. El proyecto contempla una nueva plataforma flotante de producción con capacidad para procesar 120.000 barriles de petróleo y 12 millones de metros cúbicos de gas por día. Se espera que la primera producción de crudo comience en el año 2030.

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Incidentes operativos presionan la producción actual

Mientras se planifica el futuro, la situación operativa inmediata presenta desafíos. El viernes 19 de diciembre, un incendio obligó a detener la producción en la plataforma P-68. Justo el día anterior, un escape de gas había paralizado ya las operaciones en la plataforma P-40, localizada en la cuenca de Campos.

Estos eventos ocurren en un momento sensible, dado que desde el 15 de diciembre se mantiene una huelga convocada por la Federación Unica de los Petroleros (FUP). Aunque Petrobras informó el 18 de diciembre que la medida no había impactado la producción total gracias a la activación de equipos de emergencia, los paros no planificados por seguridad añaden presión adicional a la capacidad extractiva de la compañía.

Contexto de mercado y perspectivas para los inversores

La reacción moderada en los mercados refleja este escenario dual. En la Bolsa de Nueva York (NYSE), la acción de Petrobras (PETR4) cerró el viernes con una ganancia de apenas un 0,21%, a 11,74 dólares. La cautela de los inversores se explica, en parte, por los precios del crudo WTI, que se mantienen en torno a los 56,52 dólares por barril, niveles bajos en un contexto plurianual.

No obstante, los contratos con Braskem proporcionan a Petrobras una cobertura valiosa frente a la volatilidad del mercado spot. Para una empresa que ha basado gran parte de su atractivo en rendimientos por dividendo de dos dígitos, este acuerdo aporta una previsibilidad de ingresos crucial. El próximo pago de dividendos para PETR4 está calendarizado para marzo de 2026.

La aprobación del proyecto SEAP II demuestra, por otro lado, el compromiso de la compañía con desarrollos estratégicos que mantienen puntos de equilibrio financiero favorables, incluso en un entorno de precios bajos. Los inversores deberán monitorizar de cerca la resolución de los incidentes en las plataformas P-68 y P-40, ya que paradas prolongadas podrían afectar a las cifras de producción del cuarto trimestre. Los primeros efectos del mega-contrato con Braskem, que inicia en enero de 2026, se verán reflejados en las previsiones de resultados del ejercicio siguiente.

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