Nvidia: La reapertura del mercado chino tiene un coste adicional

La acción de Nvidia se enfrenta a un nuevo escenario geopolítico tras la última decisión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. La administración permitirá la exportación de los codiciados chips H200 de inteligencia artificial a "clientes aprobados" en China, pero esta autorización incluye una condición financiera significativa: una tasa punitiva del 25% sobre dichas ventas, que será abonada directamente al gobierno estadounidense. El alivio inicial de los inversores por recuperar el acceso a un mercado masivo ha dado paso a un análisis más cauteloso sobre cómo este gravamen afectará a la demanda real.

El movimiento político de esta semana redefine las reglas del juego para la tecnológica. Trump ha justificado la medida como un equilibrio entre la protección del liderazgo tecnológico estadounidense y la voluntad de no ceder el terreno chino sin lucha a proveedores locales como Huawei. No obstante, la excepción tiene límites claros: mientras el H200 obtiene el visto bueno, la arquitectura más avanzada de Nvidia, "Blackwell", y la futura serie "Rubin" quedan explícitamente excluidas de la autorización. China accede así a tecnología de alto rendimiento, pero no a la última innovación de la compañía.

El desempeño fundamental de la empresa sigue siendo robusto, lo que proporciona un colchón a la valoración. En el tercer trimestre del año fiscal 2026, Nvidia reportó un incremento interanual del 62% en sus ingresos, alcanzando los 57.000 millones de dólares. El segmento de centros de datos continúa su expansión, un factor clave que sostiene el precio de la acción en torno a los 159 euros y confirma su tendencia alcista a largo plazo.

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La reacción del mercado y los riesgos en el horizonte

Tras la noticia, la cotización experimentó ganancias que posteriormente se moderaron, entrando en una fase de ligera consolidación este martes. Esta dinámica refleja la valoración del mercado: el permiso es positivo, pero dista de ser una oportunidad sin fisuras.

Paralelamente, surgen desafíos competitivos en el mercado doméstico. Según informaciones, Meta Platforms mantiene conversaciones avanzadas con Google para emplear sus chips de IA. Un acuerdo de este tipo reduciría la dependencia de la hardware de Nvidia. Además, el hecho de que Google haya entrenado su nuevo modelo "Gemini 3" completamente con sus propias Unidades de Procesamiento Tensorial (TPU) cuestiona la narrativa de que las GPUs de Nvidia son insustituibles para desarrollar modelos de IA líderes.

En conclusión, la acción navega entre una fortaleza financiera extraordinaria y nuevos vientos en contra, tanto geopolíticos como competitivos. La gran incógnita es si los clientes chinos estarán dispuestos a absorber la sobre-tasa del 25% por el H200 o si, por el contrario, optarán por redirigir sus inversiones hacia el desarrollo de infraestructuras propias. A corto plazo, el dato positivo es que Nvidia ha logrado recolocar, al menos, un pie en la puerta del mercado chino.

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