Meta: Una acción acosada por dos frentes

Los resultados financieros de Meta Platforms son sólidos, pero su cotización en bolsa no encuentra estabilidad. La comunidad inversora observa con preocupación cómo se disparan los gastos en inteligencia artificial, al tiempo que llegan noticias regulatorias adversas. Con nuevas prohibiciones en el horizonte y un gráfico técnico debilitado, muchos se preguntan si el nivel actual es una oportunidad de compra o el preludio de una corrección prolongada.

Más allá de los buenos resultados, una nube de incertidumbre se cierne sobre la estrategia de inversión de la compañía. El principal motivo de inquietud para los analistas son los desembolsos de capital previstos para el próximo año. Meta ha anunciado que sus gastos de capital para 2025 podrían alcanzar los 72.000 millones de dólares, una cifra colosal que se destinará principalmente a expandir su infraestructura de inteligencia artificial.

Aunque el tercer trimestre superó las expectativas de beneficios, este ambicioso —y costoso— plan de inversiones enmarca la euforia. La rentabilidad de estas inversiones a gran escala es aún incierta, lo que frena el entusiasmo de muchos inversores institucionales y explica parte de la presión vendedora.

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La amenaza regulatoria se materializa en Australia

El riesgo regulatorio, una constante para las grandes tecnológicas, ha tomado una forma concreta y preocupante. Australia ha decidido imponer una estricta prohibición de uso para menores de 16 años, que entrará en vigor plenamente el 10 de diciembre de 2025. La empresa se verá obligada a desactivar las cuentas correspondientes en Facebook, Instagram y Threads a partir del 4 de diciembre, bloqueando además cualquier nuevo registro de usuarios en ese grupo de edad.

Las posibles multas, aunque manejables para un gigante del tamaño de Meta, son lo de menos. El verdadero peligro reside en el efecto dominó. Los mercados temen que esta medida, presentada como la "primera de su tipo en el mundo", sirva de modelo para que otros países implementen restricciones similares, lo que estrangularía severamente el crecimiento futuro de la base de usuarios.

El gráfico y los insiders envían señales de alerta

El escepticismo fundamental encuentra su reflejo en el análisis técnico. La acción lucha visiblemente contra una tendencia bajista y cotiza por debajo de sus medias móviles clave, tanto la de 50 como la de 200 días. Esta configuración se interpreta generalmente como una confirmación del pesimismo que impera en el mercado.

A esta debilidad chartista se suman las transacciones de los insiders. En el último trimestre, las ventas por parte de altos directivos superaron con claridad a las compras. Este movimiento sugiere que, incluso dentro de la propia dirección, las expectativas de una subida explosiva a corto plazo son limitadas. Ante este panorama, los inversores deben calibrar si la formidable generación de caja de Meta será suficiente para contrarrestar los riesgos técnicos y regulatorios que la acechan.

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