La orden suiza de F-35 se topa con un muro presupuestario: un revés para Lockheed Martin

La sólida racha de contratos de Lockheed Martin enfrenta un obstáculo inesperado procedente de Europa. Las autoridades suizas han comunicado que la adquisición planeada de 36 aviones de combate F-35A, en sus términos actuales, ya no es viable. Un déficit de financiación, muy superior al anticipado, ha superado el límite presupuestario legal, forzando al país a reconsiderar y reducir el pedido.

Los detalles presentados por el Consejo Federal Suizo y su agencia de adquisiciones de defensa, Armasuisse, han sido una ducha fría. El coste total del programa F-35 excede de forma abultada las estimaciones iniciales. En concreto, se ha identificado un agujero financiero de 1.300 millones de francos suizos (aproximadamente 1.600 millones de dólares estadounidenses).

Esta cifra deja en evidencia informes anteriores, que solo hablaban de un incremento de precio de 610 millones de dólares por parte del gobierno de Estados Unidos. El análisis coste detallado revela ahora que el sobrecoste real es más del doble. Para el Ministerio de Defensa en Berna, recibir la flota completa bajo estas condiciones resulta "financieramente insostenible".

La inflación y los contratos flexibles, claves del sobrecoste

Este shock de precios responde a una combinación de factores macroeconómicos y contractuales. Por un lado, la inflación y el aumento del coste de las materias primas han presionado al alza los precios en la cadena de suministro global. Por otro, las actualizaciones técnicas, como el "Technology Refresh 3" (TR-3) y el Block 4, tienen un impacto económico mucho mayor de lo previsto.

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Un elemento crucial reside en la naturaleza del acuerdo: contrariamente a lo esperado inicialmente, el gobierno estadounidense no otorgó un precio fijo y vinculante para toda la duración del contrato. En la práctica, este mecanismo trasladó el riesgo inflacionario íntegramente al comprador.

Recorte en el número de unidades: la única salida

Las consecuencias para Lockheed Martin son inmediatas. Dado que los votantes suizos aprobaron en 2020 un estricto tope presupuestario de 6.035 millones de francos, y las nuevas proyecciones de coste superan los 7.300 millones, el gobierno no tiene margen de maniobra. El ministro de Defensa, Martin Pfister, ya ha confirmado que solo se adquirirá "el número máximo posible de aviones" dentro del límite presupuestario. Por tanto, una reducción en el pedido de cazas y, en consecuencia, del volumen de ventas para el conglomerado de defensa, es un hecho.

La acción de Lockheed Martin cotiza actualmente a 409,60 euros, reflejando con una caída de casi un 13% en el año el escepticismo persistente de los inversores, pese al optimismo generado recientemente por otros pedidos.

Un precedente preocupante para futuras exportaciones

Para los inversores, el efecto simbólico de esta decisión podría ser más significativo que la mera pérdida de ingresos en Suiza. El caso demuestra la vulnerabilidad del programa F-35 ante la inflación y la rigidez de los presupuestos nacionales. El riesgo de que carteras de pedidos aparentemente seguras se erosionen por escaladas de coste es ahora una realidad tangible. Existe el temor fundado de que otras naciones asociadas, con restricciones presupuestarias similares, puedan revisar sus órdenes en lugar de aceptar pasivamente los costes desbocados.

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