Coca-Cola: La venta de su filial de café se complica en la recta final

Las negociaciones para la desinversión en Costa Coffee, un pilar estratégico para Coca-Cola, atraviesan un momento crítico. Según informaron el Financial Times y Reuters, la multinacional mantuvo conversaciones de última hora durante el fin de semana del 13 al 14 de diciembre con el fondo TDR Capital, el comprador preferente, en un intento por salvar la operación. El principal escollo es el desacuerdo sobre la valoración de la cadena de cafeterías.

La incertidumbre pone en duda la ejecución de un movimiento corporativo muy esperado por el mercado. Coca-Cola adquirió Costa Coffee en 2018 a la firma británica Whitbread por un valor empresarial de 5.100 millones de dólares. El plan actual, sin embargo, no es una venta total. La estructura contempla que TDR Capital asuma el control operativo de la empresa, mientras que Coca-Cola conservaría una participación minoritaria. Este modelo permitiría a la compañía de bebidas mantener exposición al mercado del café sin gestionar directamente el negocio minorista.

La falta de acuerdo sobre el precio ha enfriado las tratativas. Si finalmente se rompen, Coca-Cola se enfrentaría a dos caminos: retener Costa dentro del grupo, una decisión que podría interpretarse como un retroceso en su estrategia de asignación de capital, o reiniciar el proceso de venta con otros interesados potenciales.

El consenso analítico se mantiene firme

A pesar de la turbulencia en torno a Costa, la perspectiva de los analistas sobre la acción de Coca-Cola sigue siendo mayoritariamente positiva. Robert Ottenstein, de Evercore ISI, reiteró recientemente su recomendación de "Compra" con un precio objetivo de 82 dólares, muy por encima de la cotización del viernes.

Esta visión optimista es la predominante. El consenso general califica el valor como "Strong Buy" (Compra Fuerte), con un precio objetivo promedio de 79,38 dólares. Los expertos argumentan que los segmentos centrales del negocio —especialmente la venta de bebidas a escala global— se mantienen sólidos y rentables, con independencia del destino final de Costa. Este fundamento se ve reforzado por el historial de la compañía: una rentabilidad total en el último año de aproximadamente el 15% y su estatus de "Dividend King", con más de 60 aumentos consecutivos en el pago de dividendos.

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Para contextualizar: en la bolsa alemana, la acción cerró el viernes a 60,11 euros, un nivel que se sitúa cerca de un 13% por debajo de su máximo del último año. Esta corrección se asemeja más a una fase de consolidación que a una crisis de confianza profunda.

Datos clave de la situación

• La venta de Costa Coffee a TDR Capital está paralizada por discrepancias en la valoración.
• Coca-Cola compró la cadena en 2018 por 5.100 millones de dólares.
• El acuerdo planteado es una venta mayoritaria, con Coca-Cola conservando una participación minoritaria.
• El consenso entre analistas es "Strong Buy", con un objetivo de precio medio de 79,38 dólares.
• La acción ha ofrecido una rentabilidad total (incluyendo dividendos) de alrededor del 15% en los últimos doce meses.

Relevancia estratégica en un momento de transición

Este posible desprendimiento se enmarca en un periodo de cambios en la cúpula directiva. A principios de la semana pasada se confirmó que Henrique Braun sustituirá al actual CEO, James Quincey, en el primer trimestre de 2026. Quincey pasará a asumir el rol de Presidente Ejecutivo.

En este contexto, cerrar la venta de Costa se interpretaría como una acción de limpieza previa al relevo. Supondría un portafolio más enfocado, menos complejidad operativa en el minorista de café (un sector con márgenes generalmente más ajustados) y mayor flexibilidad financiera para el nuevo director general. Un cexitoso sería una señal de que Coca-Cola está concentrando su capital en sus marcas y categorías centrales, de mayor rentabilidad.

El desenlace pendiente para los mercados

El inicio de la semana es crucial. Si se logra un acuerdo de último minuto con TDR Capital, el mercado lo recibiría como una muestra de determinación en la optimización del portafolio. Los fondos liberados podrían destinarse, según los observadores, a recompras de acciones o a reducir deuda, dos medidas normalmente bien valoradas por los inversores.

Por el contrario, un fracaso en las negociaciones pondría el foco en la valoración real de Costa y podría ejercer presión a la baja sobre la cotización a corto plazo. En ese escenario, el mercado reevaluaría con escepticismo la rentabilidad y el valor estratégico de la división de café. Por lo tanto, las noticias del lunes por la mañana y la claridad con la que la dirección comunique el plan B para Costa serán determinantes para la evolución inmediata del título.

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