Coca-Cola: La sombra de una demanda antimonopolio se cierne sobre el gigante de los refrescos

Mientras la acción de Coca-Cola cerraba este jueves a 70,36 dólares estadounidenses, la compañía recibe noticias que podrían ensombrecer su panorama. Tanto ella como su histórico rival, PepsiCo, se enfrentan a nuevas demandas por presuntas prácticas anticompetitivas, específicamente acuerdos de fijación de precios. Este desafío legal coincide con una presión activista sobre PepsiCo, donde Elliott Management aboga por la escisión de su negocio de embotellado, un movimiento con potencial para remover los cimientos de toda la industria.

A pesar del ruido externo, los fundamentos de Coca-Cola se mantienen sólidos. La empresa, con una capitalización bursátil de aproximadamente 303.000 millones de dólares, es considerada un valor defensivo de primer orden. Su ratio precio-beneficio (P/E) se sitúa en 23,3. Además, refuerza su atractivo para el inversor con una rentabilidad por dividendo cercana al 2,9% y un historial envidiable: 64 años consecutivos incrementando el pago a sus accionistas, lo que le otorga el estatus de "Rey del Dividendo". Un respaldo de peso lo constituye la posición de Warren Buffett: Berkshire Hathaway mantiene sin cambios 400 millones de acciones, una participación valorada en más de 28.000 millones de dólares.

La transición en la alta dirección también está asegurada. A partir del 31 de marzo de 2026, Henrique Braun, actual Director de Operaciones (COO), tomará el relevo de James Quincey como Consejero Delegado. Esta sucesión, planificada con antelación, busca garantizar la continuidad estratégica, con Braun al frente de la navegación futura mediante adquisiciones e innovación de producto.

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El doble frente legal y estratégico

Las demandas antimonopolio, hechas públicas el 18 de diciembre, introducen un elemento de incertidumbre jurídica para ambos gigantes. Aunque aún es pronto para cuantificar su impacto financiero final, este tipo de litigios suele generar inquietud entre los grandes inversores institucionales.

Paralelamente, la presión sobre PepsiCo añade una capa de complejidad competitiva. La exigencia de Elliott Management de separar el negocio de embotellado no solo afecta a Pepsi, sino que podría alterar los parámetros de valoración de todo el sector. Este contexto pone aún más bajo la lupa la propia dinámica de crecimiento de Coca-Cola, especialmente después de que PepsiCo proyectara para 2026 un crecimiento orgánico de sus ventas de entre el 2% y el 4%.

Perspectiva técnica y de mercado

En el gráfico, la cotización de Coca-Cola está probando en estos momentos el soporte de su media móvil de 50 días, ubicada en 69,97 dólares. La capacidad de mantenerse por encima de este nivel sería un dato técnico positivo, en línea con la visión mayoritariamente alcista del análisis. El precio objetivo promedio consensuado por los analistas se sitúa en 79,86 dólares, lo que implica un potencial alcista de alrededor del 13% desde los niveles actuales. No obstante, una ruptura a la baja de dicho soporte podría abrir la puerta a una fase de mayor debilidad a corto plazo.

Las próximas semanas serán clave para discernir si las acusaciones de cartel ganan tracción o si, por el contrario, el mercado vuelve a centrar su atención en los sólidos fundamentales de Coca-Cola: su dividendo y la transición ordenada en la dirección. El próximo catalizador significativo para la acción probablemente llegará con la publicación de los resultados del primer trimestre de 2026.

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